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sábado, 3 de mayo de 2025

Microrrelatos, cultura inquieta 2025.

En abril cultura inquieta organizó un concurso de microrrelatos. 

2200 carácteres (con espacios) para explicar una historia. Pocos pero suficientes. Es la primera vez que participo en algo parecido... a ver cómo acaba el tema (aix que nervios!!!) 

Dos historias de signo contrario, una de desamor y otra de ilusión por una nueva relación. 

Os las dejo aquí, ¡que alguno andaba preocupado/a por si había perdido la fe en el amor mientras que otros pensaban que sonaban campanas boda en breve! Supongo que he de mejorar como colgar cosas en insta..


Un año de perro.    

    Se acercaba nuestro primer aniversario. Un año desde el día en que la acompañé al portal de su casa y la besé. La prioridad del día era decidir su regalo pero me sorprendí pensando que parecía que había transcurrido una eternidad desde ese beso. 

   El tiempo no es lineal. Una hora se puede moldear, variando su duración desde un suspiro hasta una eternidad. Qué decir de un año, periodo que partimos en trescientas sesenta y cinco fracciones, en las que puede pasar desde una gran nada hasta un perfecto o terrible todo. Nuestro álbum puede mostrar solo cumpleaños, una playa y unas mesas con marisco en Navidad o, por el contrario, dejar constancia de un torbellino de acontecimientos: primeras citas, besos y viajes. Más carcajadas que lágrimas. Ni los malos momentos ni los más importantes e íntimos suelen  inmortalizarse ni deben hacerse presentes en Instagram. 

    Un año de perro es un extraño concepto que Gala me enseñó: un año vivido intensamente cuenta como siete, haciendo el equivalente de la esperanza de vida entre mascotas y dueños. Esta variabilidad nos ayuda a conocer a las personas, algo que solo conseguimos en las dificultades y cambios. Cuando los problemas nos ponen en aprietos, cuando la vida nos pone al límite de nuestra resistencia sale a la luz nuestro verdadero yo y el de las personas que nos rodean. 

    Un compañero para irte de cena y tener sexo un fin de semana en Formentera, tras día de playa y comida en Es Molí de Sal no es difícil de encontrar. Conocer a alguien con quien superar un año de paro en el que todo te sale mal y solo quieres estar estirado en la cama, y ver series, es, por el contrario, un tesoro que pocas personas encuentran. 

    Mi año junto a Gala había sido de perro. La repentina muerte de mi mejor amigo y unos meses en el paro de Gala fue como la vida nos puso a prueba. Y la habíamos pasado con nota. Superar juntos dificultades creó amor de muchos quilates, sin impurezas ni artefactos. Una unión de las que perduran, de las de hasta que la muerte nos separe. Apuré el café y me centré en el regalo, convencido de que tras esos «siete» años de relación la única opción válida era un anillo de pedida. 

@culturainquieta @iberdrola #relatoexprés2025


Cinco 


  Cinco. Ni una más ni una menos. Cinco. Esas son las veces exactas que un hombre puede caer enamorado y levantarse, las que uno puede dejar que su corazón se rompa sabiendo que renacerá, que volverá a amar. Lo supe la tercera vez, y desde ese día ya han pasado dos más… 

    Elena no fue solo el quinto fracaso, fue el último. El final. Mi final. Las lágrimas que vertí (sonoras, abundantes, excesivas) no fueron solo por ella. Lloré por esas cinco mujeres a las que me entregué pero, sobre todo, por las cientos que ya nunca llegaría a conocer, a las que no dejaría acercarse a intentar enjugar mi tristeza. 

    Tatuó Elena una quinta cicatriz que multiplicó la fealdad de las anteriores, que me impide esconder mis defectos y mi cansancio ni una sola vez más. Sobre todo el cansancio… ese peso terrible que se sienta en mi mirada, cada día más vieja, cada abrir de ojos más alejada de la frescura y levedad de la primera vez. Una primera vez que, por desgracia, sigo recordando con la falsa nitidez de lo perfecto. Su marcha, de la que no puedo culparla, dejó al descubierto un alma tan aterradoramente hastiada que lo humano es no volver a enseñarla.

    Me quedan años de una existencia que ya nunca tendrá el mínimo sentido. Una vida sin amor es un atardecer nublado, frío y ventoso en el que nadie te abraza. ¿Para qué planear un fin de semana si no habrá una mano que te guíe por una nueva ciudad? 

    Podéis llamarle rendición. O cobardía. O la sabiduría que la edad y la experiencia otorga. Mis sentimientos tienen tantos nombres como el diablo y tantas caras como la mentira.  

    Aceptado mi gris futuro solo un miedo me queda, que, al acabar la noche y las lágrimas, cuando llegue de forma tozuda y premeditada un nuevo día, cálido y soleado, una nueva mujer, bella, simpática y divertida, llame a mi puerta. Quizás ese día ya no recuerde que no puedo ofrecer más que dolor, rencor y fealdad, y comparta mi desgracia con una mujer que estará desperdiciando su quinta oportunidad. 

 @culturainquieta @iberdrola #relatoexprés2025

Si os ha gustado, ¡¡animaos con mis libros!!!

domingo, 20 de abril de 2025

Asesino, suicida, borracho y machista... 

El otro día una amiga me pasó un concurso literario. La primera vez que participo en uno. Si os animáis a leerlo, lo tenéis en mi perfil de Instagram @fercereto. Ponedle corazoncitos y esas cosas que de algo debe servir... 

Me desvío. El relato es un poco (bastante) dramático. De amores que se acaban, de tristeza, de lágrimas, de rendición. Muy taciturno todo. Para llorar, pero creo que queda redondo que es de lo que se trata, que es un concurso literario, no un momento bar, cerveza y echemos unas risas. 

Se lo pasé a un par de amigas que me leen y les gusta lo que escribo (para que me digan que es muy chulo y lo critiquen un poco pero no demasiado) y mi hija (para que lo critique mucho que no se corta ni un pelo...) 

Las tres dijeron lo mismo. ¿Estás bien? Córcholis. Carámbanos. ¿Por qué no iba a estarlo? Mi hija estaba comiendo conmigo en una terracita y acabábamos de reírnos de alguna tontería de esas que nos gusta a los dos.  Ningún signo de que estuviera al borde de la depresión. Ninguna rotura reciente. Pero era un relato triste ergo yo debía estar triste. O al menos eso les pasó por cabeza a los dos microsegundos ya que, si es un microrelato, deben ser  microsegundos....

Me pasa en todos los libros, relatos y cuentos que escribo. Al parecer todo el mundo tiende a creer que lo que piensa el protagonista es lo que pienso yo, que lo que siente el protagonista es lo que siento yo, que sus opiniones son las mías, que sus sentimientos son los míos. 

En "Lo que sucedió tras la muerta de mi madre", escrito en primera persona pero con la protagonista mujer, se me atribuye el papel (y las opiniones y la forma de ver la vida) del marido. El tema es pensar que no puede ser todo inventado... 

Estoy bien, gracias. El microrelato se basa en ponerse en una situación que me es familiar (no lo niego) y dramatizarla. En llevarla al extremo, en darle carga teatral. En eso se suele basar la literatura, en buscar situaciones que podrían suceder, no en situaciones que (te) han sucedido. Y desde la más cotidiana a la más estrambótica, tu papel como escritor es darle verosimilitud, aunque la historia suceda en Marte y haya viajes en el tiempo.

Pero lo entiendo, porque yo imagino a Bukowski como un obseso sexual, a Roth como un hipocondriaco y a Houellebecq como un borracho antisocial. Aunque no creo (a saber por qué) que Nabokov fuera un pederasta. 


Así que, si me da por escribir de estos temas espero comprensión y no creáis que soy un asesino, un suicida, un borracho o un machista..

Este post, que es corto, es solo para deciros: "¡Gracias, estoy bien!".

Y ya que estáis... leed el relato!!!




miércoles, 1 de enero de 2025

El 1 de enero, cuando acaba todo...

 El 1 de enero es el día más extraño del año. Sin lugar a dudas. 

Uno se levanta el día 1 extraño, poseído, como si todo hubiera sido un sueño, abrazado al mundo de lo onírico y de la resaca. Boca pastosa, frío y sensación de vacío. Da igual tu situación sentimental, laboral, emocional... es el despertar más distinto del año. 

A una hora indeterminada, porque a cada año que pasa uno se levanta antes sin despertador, nos ponemos en pie y nos enfrentamos a la vida (como cada día) y, de forma especial, a nosotros mismos. A nuestro yo del 31 de diciembre que hizo listas, ya sean mentales o físicas, sobre cómo deberíamos cambiar nuestra vida a partir de ya. Porque el 1 de enero es EL DÍA. 

Encontraremos miles de excusas (¡cómo no!) para no cambiar. 

Si un propósito era empezar a comer bien encontraremos turrones sobrantes que "hay que acabarse" o supermercados que estarán cerrados (una gran mentira si vives en Barcelona en la que hay cien supermercados abiertos todo el día por metro cuadrado) Pero son más caros, así que para comprar verdura y hacer una crema esperaremos al día 2... 


Si era hacer más deporte, sea porque estamos con un peso que no toca o porque queremos lucir abdominales en verano, el mundo de te enviará un mensaje en contra: los gimnasios están cerrados. Incluso (herejía) los clubs de pádel. Es cierto que, si queremos, podríamos ponernos las bambas y salir a correr: pero hace frío. 

No iremos a comer con nuestra madre que está sola porque "menudo empacho de comida y familia llevamos" y no haremos un Marie Kondo liberando nuestros armarios de ropa que hace seis años que no nos ponemos, porque seguimos siendo los indecisos sensibleros que tenían las uvas en sus manos unas horas antes. Si nuestra idea era hacer un proyecto empresarial descomunal, larvas de Amancio Ortega o Mark Zuckemberg, nos excusaremos en el dolor de cabeza de la resaca para no sentarnos delante del ordenador a perpetrar un Business plan que sea infalible. 

El día 1 enero no es diferente al día 30 de diciembre, pero lo parece. Es en el que nos miramos a la cara y nos vemos obligados a reconocer que somos los mismos de hace tres días. Que, en medio del simulacro de amor y amistad que es la Navidad, hemos hecho unos propósitos de enmienda que no vamos a cumplir en un 99%. 

Y lo sabemos... porque no es el primer año que nos pasa. 

PD: dejo un pequeño mensaje de esperanza de que este año sí, los propósitos de enmienda sean diferentes. Acabo de hacer un poco de footing (más deporte), escribir un post (recuperar el blog que lo tengo un poco olvidado) y he llamado a mi madre (que sí, que la podía haber ido a ver... pero es que es 1 de enero y ya hemos quedado el 4 y el 6!!) 

Como siempre, y para que no tengáis excusa, os dejo los links de mis libros!! 

Mi primer amor era una bruja 

Lo que sucedió tras la muerte de mi madre

Tres caminos

Una historia casi real


Instagram: @fercereto
X (antes Twitter): @FerCereto