La que han liado los padres de Lobo por querer ponerle ese magnífico nombre al chaval.
Vivimos en un Estado sin corazón ni criterio que deja que un niño se llame Rigoberto, Eufrasio o Eustaquio pero se pone divino ante un Lobo o un Goku. Imperdonable. Sin embargo, nos ha de llenar de orgullo y satisfacción esta victoria de la libertad, de la razón y de la originalidad.
Los que llevamos años trabajando en hospitales hemos asistido despavoridos a las combinaciones más imaginativas de nombres y apellidos que habían pasado sin ningún tipo de problemas por el registro.
Recuerdo una pared del despacho de médicos de Urgencias del Valle Hebtón que estaba repleto de nombres de pacientes increíbles rollo "Dolores Fuertes Barriga" y similares que nos hacían pensar que había mucho hijo no deseado por el mundo o mucho padre alcohólico.
Y ahí el señor del registro estaba más callado que el monito del wats.
Pero no es el caso: Lobo es un nombre casi tan chulo como Goku, Pokemon o incluso como Felipe Juan Froilán de todos los Santos. Y el del registro, ahora sí, ha protestado.
Posiblemente el 99% de la población cuando haya oído la polémica habrá pensado en ese bello animal que va en manadas e inmortalizó Rodríguez de la Fuente pero yo no.
El Sr Lobo es uno de los mitos del cine moderno, uno de los magníficos secundarios de Pulp Fiction, con su mítica frase que no reproduciré pero que aquí os dejo...
En cuestión de nombre en Sudamérica hace tiempo que nos adelantaron por la derecha con sus Usnavis y equivalentes pero espero una reacción rápida por parte de este gran país que es España ahora que hemos abierto la Caja de Pandora porque si cuela un Lobo por qué no colará una Vaca, un Doberman o un Besugo, que, digo yo, todas son criaturas del señor.
¿Quiénes somos nosotros para juzgar a unos padres? ¿Por qué un Lobo sí y un Tiranosaurius Rex no?
Ahí dejo esta profunda reflexión pero, sin duda, es un triunfo del PACMA.
Como el día iba rodado para los animalistas se apuntaron otra victoria con unos pases de la película "Mascotas" en las que los dueños pueden ir con sus ídems.
Efectivamente es una gilipollez como un piano que solo se explica dentro de una estrategia de marketing pero como la estupidez es contagiosa imagino que, en breve, junto a las palomitas tendremos latas de Dog Chow, al lado de las coca-colas tazones de leche para los gatitos y, acompañando a elevadores para los niños unos palos para que se posen las Águilas Reales porque, siguiendo la misma analogía de el Lobo y la Vaca, si aceptamos perros en las películas quienes somos para excluir otras mascotas.
En fin... el apocalipisis zombie se acerca a toda pastilla
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