Sorprendido me hallo al leer estos días en la prensa especializada (los periódicos deportivos de los madriles en especial) y comprobar que el botellazo a Neymar que le dio en esa parte de su anatomía que utiliza básicamente para rematar de cabeza y llevar peinados estrafalarios no ha sido una barbaridad si no un acto de justicia divina.
El título, Neymar y la minifalda, no va porque tan atractivo jugador vaya a lucir sus piernas a partir de ahora por la calle con tan magnifica prenda habitualmente reservada a las señora si no porque ha venido a mi cabeza aquella lamentable justificación que utilizaban los violadores o los acosadores "es que lleva minifalda y va provocando". Y claro, la violaban o le metían mano por debajo de la falda. Lógico.
Para que los talibanes de la violencia de género no se me echen a la yugular, mordiéndola y condenándome a una muerte segura por shock hemorrágico aclaro que el botellazo es menos grave que la violación. Sigo.
Así que como Neymar, al parecer y según muestran las imágenes de forma inconfundible e indiscutible insulta de forma clara clarísima supermegaclarísima al público de Mestalla, éste, en justa reprimenda, tiene (nótese la obligatoriedad) que lanzarle una botella de agua a la cabeza. Porque no dejan entrar piedras de las obras del Nuevo Mestalla. Pena.
Aquí dejo el video que algunos monstruos de la comunicación han analizado y que, con buen criterio, sostienen que cuando Neymar y Busquets abren la boca hacia el público la única cosa que pueden proferir son insultos. Queda descartado palabras menos hirientes como "Gol" o "Chúpate esa" por parte de Busi o "Gol"o "Tome esse" en el caso de Ney.
Evidentemente la reacción de Messi de enfadarse e insultar al público porque le han lanzado a su amigo una botella en la cabeza en su lugar de trabajo es, asimismo, imperdonable. Si a mi alguien me lanzara una Font Vella (agua de mineralización débil) en urgencias estoy seguro que mis compañeros me reprenderían por haber provocado al lanzador.
Pero, es de justicia, lo primero, sin duda, felicitar al adolescente, que parece que lo es, por diversos motivos.
El primero, sin dudarlo, por su puntería porque si su ira era para Neymar por sus improperios como deducimos por las imágenes y las sabias palabras vertidas de de programas tan educativos como "Jugones", dirigidos por el Señor Pedrerol, próximo Nobel de la Paz, le acertó desde una distancia considerable en su cocorota, harto difícil porque se veía rodeado de otros insultadores profesionales como Busquets.
El segundo por su reacción al ser capturado: ha dicho que lo sentía pero... que Neymar les provocó y que claro, una cosa lleva a la otra. Pero que lo siente, que cuando la botellita salió de su mano ya sabía que se había equivocado y pide perdón. Se la pide al F. C Barcelona y, ojo al dato que decía el maestro, a su querido Valencia. A Neymar, que fue al que le tiró la botella ni agua (discúlpenme el chiste malo)
Pero una cosa es un adolescente tontolaba y otra los medios y la sociedad española en general. Y todos ellos han declarado culpable a la chica de la minifalda en versión Neymar: por provocar. Es que insulta, es que regatea, es que le pegan una patada, se ríe y vuelve a regatearlo. ¡Se lo tiene merecido! ¡Qué le rompan la pierna!
En cualquier país que tuviera una Democracia, una Constitución y que se prohibiera torturar a los animales o se encarcelara a los corruptos y no a los que ponen urnas, en que hablar idiomas fuera una riqueza y no algo a liquidar, habría habido varias reacciones: la primera por parte del Valencia expulsando una temporada larga al agresor (o de por vida) para dejar claro que estas actitudes no se aceptan en el club. La segunda por parte de las autoridades de condenar unánimemente semejante acto de vandalismo.
Pues no: el Señor Tebas, máximo responsable de la empresa que organizaba el guateque ha criticado a Ney por (supuestamente) insultar y a los jugadores del Barça por lanzarse al suelo "parecía una partida de bolos". Del lanzamiento de la botella desconozco su opinión pero deduzco que no le incomoda igual que esos gritos estilo "Puta el Barça y Puta Cataluña" que sonaron después y que debe interpretar como un reconocimiento a esa antigua profesión al relacionarlo con un club tan prestigioso y con tan bonita Comunidad Autónoma.
Así que tenemos una semana en que Neymar además de cornudo, apaleado, con una campaña de toda la Caverna Mediática pidiendo que sancionen a los jugadores del Barça por provocar y por simular, lo que es evidente que sería justo (unos 20 partidos estarían bien)
Los mismo periodistas diferencian claramente lo que era un gesto de raza, gallardía, honor y compromiso con el mejor club del mundo mundial de la historia histórica y de todos los deportes de la galaxia realizado por el gran RAUL en el Camp Nou, una plaza en la que se le profesa la justa adoración, o lo que fue una inocente gracia (en esta misma jornada) de Diego Aspas al besar su celtiña escudo y en un acto de confusión (dos veces tras sendos goles) dirigirse en exclusiva a la afición del Deportivo, un 5% del estadio en lugar de a la propia que lo vitoreaba. ¿Debería haber tenido la afición del Depor apostado un franco tirador? No, porque no es del Barça es la respuesta.
Porque en cualquier país decente se sacaría tarjeta amarilla a todos los jugadores que se dirigieran al público provocándolo (no elevándolo a los altares como a Raul) incluido Neymar, CR7 o el sursum corda, se expulsaría por una temporada al que lanzara botellas o mecheros y se haría pagar una multa al público de la misma manera por proferir gritos homófobos, racistas, vascofóbicos o catalanofóbicos.
Pero esto no pasa aquí porque este es un país de mierda y, por lo que se ve, a mucha honra.
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