Con la "Chica del Tranvía" está claro que hemos perdido el norte. No, no, el norte, el sur, el este y el oeste. Últimamente me cuesta escribir post pero lo de "la chica del tranvía" me ha animado. Volvemos con el tema del sexismo y el machismo.
La chica del tranvía es una historia de adolescentes con granos que han visto muchas comedias románticas. Él quiere ser protagonista y, prendado de una desconocida a la que ve en un tranvía, le escribe una carta para conocerla.
Aquí la dejo
Querida chica del tranvía
La noche del bando, sobre las 22.20 p.m., subiste al último vagón del tranvía en la parada de la Plaza Circular. Si mal no recuerdo ibas acompañada por unas chicas que parecían ser tus amigas (una de ellas pelirroja con el pelo ondulado). Ellas se bajaron en la parada de la Senda de Granda y tú ocupaste sus sitios.
Me sorprendí a mí mismo en el momento en que me di cuenta de que no podía apartar mis ojos de ti. Tendrás sobre unos 20 años, pelo oscuro y corto. Vestías una camiseta blanca, la cual combinaba muy bien con tus leggins de color negro. Medirás 1,65 cm aproximadamente.
Pude observar que no tuviste un buen fin de fiesta. Pero aún así estabas preciosa. Dicen que cada momento de búsqueda es un momento de encuentro…
Me gustaría haber reunido el valor de sacarte del infierno que estabas pasando y alegrarte la noche. Ojalá te hubiera tendido mi mano. Sólo quería sacarte una sonrisa y llevarte a cenar. Te estoy buscando desde el momento en que te vi. Con la esperanza de encontrarte como una aguja en un pajar. Si lees esto y quieres conocerme aquí te dejo el número de teléfono.
A mí me parece una cursilada de libro de Corín Tellado. Absolutamente inofensiva. Vistas las reacciones y como dudo, luego existo, he comentado el tema con chicas de mi entorno y son de la misma opinión: una chorrada como un piano pero nada que las hubiera hecho sentir incómodas
En pocos días dos periódicos cada vez más vendidos a ese feminismo absolutamente ridículo que busca que los hombres vivamos pidiendo permiso hasta para respirar como son "El Periódico" y "El País" han publicado dos artículos que parecen calcados acusando al chico (Sergio Moreno) de "acosador"
Jolines.
En "El Periódico" es Lucía Etxeberría, una mujer que transpira odio para los hombres en cada poro de cada artículo, en cada palabra, la que, bajo el título de "Un episodio sexista", lo llama "acosador" o le dice que tiene un "comportamiento intrusivo". Además juzga a todos los de la sociedad a los que le parece romántico. Ella tiene la verdad absoluta.
Isabel Baldés hace lo mismo en "El País" renegando del "amor romántico" (muy peligroso) y decidiendo como tienen los jóvenes que enamorarse, vibrar y relacionarse. Sergio es un acosador y punto. Y el que lo discuta es un machista. Porque lo dice ella. Y a callar.
Sin embargo no me consta que a ella (la chica del tranvía) le haya molestado que, digo yo, sería la que tendría que quejarse.
Tanto Isabel Valdés como Lucía Etxebarría son de esas mujeres a las que le parece todo mal: que les cedan el paso en las puertas, que las inviten a cenar, que las miren y les sonrían en un bar, que les agreguen en facebook o que un camarero, en un acto malvado derivado del heteropatriarcado les sirva una clara a ella y una cerveza al chico.
Este feminismo extremo (hembrismo le llaman algunos o feminazismo cuando se le va un poco más la olla) es el que hace que muchos (y muchas) estemos hasta las narices del tema. Seguramente de forma injusta pero es lo que pasa cuando decirle a tu ex "vete a la mierda" se considera violencia de género.
La misma Isabel Valdés atacó a Pablo Motos por sus comentarios babosillos habituales (vale) pero al final se le va la cabeza y relaciona cuatro comentarios de mal gusto con las mujeres muertas por violencia de género.... ¿En serio?
Si seguimos sus mandatos (que no consejos) mis hijos, porque la cosa si nadie lo soluciona va a empeorar, se van a reproducir por esporas. Desde luego los hombres no podremos ni acercarnos a no ser que sea con la cabeza gacha, rollo sumiso a lamer las suelas de los zapatos de las chicas.
Os contaré un par de casos verídicos.
En el primero un un hombre veía cada día a una chica que le parecía guapísima en el metro, bajando las escaleras mecánicas. Varios días después se armó de valor y la invitó a un café. De eso hará unos 25 años y siguen casados.
En otro caso un médico conoce a la hija de una paciente, también médico. Le gusta y busca en la base de datos del colegio de médicos como se llama (solo conocía nombre y su segundo apellido, el de la madre) La busca en facebook y le pide amistad. Se conocen y salen un año y medio.
Dos casos clarísimos para las Sras Valdés y Etxeberría de acoso sexual, de "intrusión en la intimidad", de machismo asqueroso. Que les pregunten a las dos chicas: igual les pareció precioso...
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