LOS REYES MAGOS
En este país sigue empeñado en hacernos creer que tras 76 años del fin de la Guerra Civil lo de las dos Españas se mantiene.
Lo de Madrid es un ejemplo. La izquierda de la inefable Carmena tiene una de esas ideas que parecen salidas de una "mal viaje" o de una borrachera, pero de las gordas.
Así tenemos un montaje absurdo con los Reyes Magos: que si ha de haber una Reina, que si bueno, no querían decir que una Reina si no que mejor una mujer disfrazada de Rey, por aquello de la igualdad de sexos, y finalmente, cuando todo parecía que quedaba en una escaramuza llega la traca final, los "disfraces" de los Reyes.
Uno los ve y, a pesar de ser bien pensado por naturaleza, le da la sensación de que están diseñados con un solo propósito: tocar las pelotas a la derecha. Porque "rediseñar" las tradiciones no es esto. Esto es una capullada.
Igual es que soy muy simple pero soy de los que cree que para el Rey Baltasar tendríamos que coger a un hombre de raza negra y dos hombres de raza blanca para Melchor y Gaspar. Por simplificar, por no complicarnos la vida, no por machismo (es que me da hasta grima escribirlo de lo absurdo que es) ¿Que lo pude hacer una mujer disfrazada? Seguro. Posiblemente bien depiladito, maquillado, afeitado y divinamente disfrazado podría parecerme algo a Marilyn Monroe, pero me parece más lógico que el papel se lo den a una rubia con curvas. Y no me siento discriminado.
Además, ya que tenemos que contener el gasto público y suponiendo que lo disfraces del año pasado ya estaban pagados, han gastado pasta cuando hay niños que pasan hambre (como diría Carmena si el dispendio lo hubiera hecho la derecha)
Y entonces, a la izquierda tocapelotas le sumamos la derecha tremendista, espectacularmente encarnada por el tuit de la Sra Cayetana Álvarez de Tol (Toledo), XIII Marquesa de Casa Fuerte (por la Gracias de Dios) y peso pesado de las FAES.
Y a veces ha sido al revés, que a un comentario tocapelotas de la derecha la izquierda se ha rasgado las vestiduras...
Pero esto es España. No vamos a ser cordiales con el que piensa diferente, vamos a tocarle la moral en cuanto mandemos, de forma absolutamente gratuita. Y cuando nos las toquen, por poco que sea, vamos a dramatizar todo lo posible, como si nuestra hija necesitara 2 años de psiquiatra para superarlo.
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