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viernes, 15 de noviembre de 2024

Una historia casi real.

En unos días, pocos meses después de que lo hiciera Tres caminos, saldrá a la venta mi cuarto libro, Una historia casi real al que, por sus características especiales, quiero dedicar un post pre-lanzamiento.

Una de las preguntas repetidas de los lectores de mis libros, en especial los que me conocen, es cuánto hay de mí en los personajes y de verídico en mis obras. Es divertido ver cómo buscan similitudes entre mi auténtico yo y mis personajes (no, no me veo tan guapo y maravilloso como el Seldon de Tres caminos) o entre los secundarios y mi entorno ("¿representa Julia a tu hermano?").

La respuesta suele ser no. Reconozco que siempre tengo guiños literarios, por ejemplo en fechas de nacimiento, que además me da pereza inventarme, y que algunas de las anécdotas, más o menos modificadas, están sacadas de la vida real. Algún pasaje central de Lo que sucedió tras la muerte de mi madre está basado en hechos reales y solo ligeramente alterados. 

Pero, ¿qué sucede cuando nos inspiramos en nuestra vida amorosa, en momentos más íntimos, en nuestras relaciones pasadas? Hace unos años leí Sobrevivir a un gran amor, seis veces, de Luis Racionero. En él hablaba de los seis grandes amores de su vida. Dejando a un lado que el libro tenía una prosa graciosa y las anécdotas que contaba eran divertidas, me hizo reflexionar, dado que en esos momentos ya tenía claro que mi vida había dejado atrás la fase "la mujer de tu vida" en singular, si en el futuro podría escribir de los amores que he tenido sin parecer demasiado duro con algunos, sin ofender a otros y sin caer en una  idealización de relaciones pasadas que no se creería ni un guionista de Disney. La conclusión, que mantengo a día de hoy, es que es un libro que escribiré para mí, para recordar y para aprender de mis errores: no tengo ni tendré valor para publicarlo ni creo que nadie merezca reproches en diferido de un ex de hace dos décadas.   

Mi nuevo libro se llama Una historia casi real precisamente porque, a pesar de que casi nada de lo que narra sucedió, tengo la sensación de que, en un mundo paralelo en el que se hubiera dado una sola coincidencia que no pasó, las conversaciones hubieran sido exactamente las que he escrito. Podríamos catalogarlo dentro del apartado literario de la psudobiografía que, evidentemente, me acabo de inventar. 

El protagonista del libro (perdón por el egocentrismo) soy yo, centímetro arriba o abajo, año más, año menos, y cualidades gastronómicas mejores o peores. Un yo, ya puestos, mejorado, que hacerlo sobre un  papel es mucho más barato que la cirugía estética. Si nos fijamos en el resto de personajes, la protagonista es fácilmente reconocible para todos los que sepan algo de mi vida, y los amigos, que son figuras secundarias en las cenas donde se desarrollan los diálogos, tienen nombres y apellidos en la vida real. Me fue extraordinariamente fácil escribir el libro (pensado como obra de teatro, un poco a lo Hijos de un dios salvaje de Yasmina Reza) imaginando lo que dirían a tal o cual pregunta, o a tal y cual proposición.

Un libro que no me provoca ansiedad pensando en cómo se sentirán esas personas a las que quiero y que, sin duda, se sentirán reflejadas dada la historia que narra. Y como decían en el 1,2,3... hasta aquí puedo leer. 

Os dejo una sinopsis provisional para que vayáis haciendo boca. ¡Si la portada no falla en su plazo de entrega, espero que la tengamos publicada a principios de diciembre!


Sinopsis. Una historia casi real.


"Una historia casi real" es una novela que explora los límites del amor, la ética y el poder del dinero en las relaciones humanas. Inspirada en un episodio personal, el autor narra la historia de una ruptura amistosa con su pareja después de cuatro años juntos, justo días antes de la Navidad de 2022.

Como cada año desde que comenzaron su relación, él había comprado dos décimos de la lotería de Navidad, uno para él y otro para ella, un símbolo del deseo de compartir la vida... y la suerte.
Ese 2022, la suerte también les fue esquiva, pero ¿qué habría sucedido si el número hubiera sido premiado? ¿Le habría entregado el boleto a su expareja o habría considerado que la ruptura cambiaba las reglas del juego?

En esta mezcla de ficción y realidad, el autor, a través de un dilema ético, se adentra en las complejidades del compromiso, el amor, la lealtad y el valor del dinero en nuestras vidas.

Una novela pensada para debatir con familiares y amigos en las sobremesas, que nos invita a la introspección y a preguntarnos: ¿qué haríamos en una situación similar?

Aprovecho para dejaros los links de los tres libros ya editados y mis redes sociales y, si os ha gustado el post, seguid el blog!!!



Mi primer amor era una bruja 




Instagram: @fercereto
X (antes Twitter): @FerCereto 

sábado, 9 de noviembre de 2024

EL fin del sistema MUFACE

 Parece ser que este año se firma el sistema de defunción de MUFACE. Es un tema muy complejo y es fácil entrar en maximalismos y enfoques políticos poco prácticos. Os dejo mi opinión como médico de la privada.



El sistema MUFACE se crea en 1975 porque los funcionarios, al parecer, estaban discriminados y no tenían cobertura sanitaria correcta. Sea como sea, el sistema MUFACE se consolida y los funcionarios pueden elegir entre una mutua privada (Adeslas, Asisa, DKV…) o la Seguridad Social. El nivel de funcionarios que eligen mutua privada es muy alto (72% contra 28%) En total, hay 1.49 millones de funcionarios, por tanto 1 millón en mutuas privadas.
 


En el último convenio, el pago medio fue de 984 euros al año por beneficiario cuando, según algunas fuentes,  el coste por ciudadano en el sistema público es de 1.608 euros. Por tanto, a precio 2024, el gobierno ahorra con el sistema MUFACE. 


Cada año, como si fuera una tradición navideña, hay “tensiones” entre las aseguradoras y el Gobierno Central por el dinero que deben recibir por cada funcionario. Y este año las mutuas (empresas privadas) se han plantado porque con este sistema caen en cuantiosas pérdidas. Pidieron un aumento del 40% por afiliado y el gobierno ofreció un 17%. Se han levantado de la mesa y no parece que vayan a volver. 


Paralelamente las retribuciones que abonan estas mutualidades a los centros privados es inferior a la de las mismas mutuas cuando son contratadas de formas privadas (hasta un 40% menos en algunas prestaciones) y, en muchas ocasiones, han retirado centros que eran de referencia o han visto limitadas sus coberturas en hospitales grandes a los que acudían desde hace años creando problemas importantes de continuidad asistencial. Evidentemente, el motivo era  intentar ahorrar por paciente yendo a centros más baratos. 


Siendo simplistas, que 1.000.000 de funcionarios (lo público) vayan a centros privados no deja de ser curioso. Pero veo una alegría desmedida en X (antes Twitter) porque los MUFACE pasen al sistema público (si sucede así definitivamente que tiene toda la pinta) 


De entrada no parece una buena idea aumentar en 1.000.000 los usuarios de la Seguridad Social, con unas tensiones y una sobrecarga asistencial brutal. Además, son pacientes que están acostumbrados a un trato de privada, con sus cosas buenas y sus cosas malas.  He visto en la red algunos médicos de familia casi con ganas de que vayan para explicarles los protocolos de primaria. Mal inicio… 


En resumen, me parece un lose-lose, un”todos pierden” de toda la vida. ¿Ha de desaparecer MUFACE? Posiblemente por una cuestión ideológica, pero hacerlo de forma brusca solo va a crear problemas en centros privados (pérdida de volumen, dificultad para equilibrar cuentas), en el sistema público (más sobrecarga que no van a poder gestionar) y en los pacientes (imposibilidad de continuidad asistencial que es lo más importante, y presumiblemente escasa satisfacción con el cambio)