Ya tenemos otra maravillosa jornada electoral y unos resultados que se simplifican así: a cada uno le pone lo que le pone.
En España los votos de la izquierda y la derecha está cantados. No hay partidos de centro así que el trasvase de votos no existe. O voto a los míos o no voto. Y punto.
Y los míos para la derecha son PP y Ciudadanos y para la izquierda PSOE y Podemos-IU. Y si alguien se cree de centro, pues depende de como se levanta ese día: si llueve, si ha ganado la selección... Pero pocos son capaces de hacer la travesía del desierto de PSOE a PP o similar.
Sumas y restas de estos dos pares de formaciones y nos dan los mismos resultados escaño arriba escaño abajo respecto a diciembre.
Los resultados de las elecciones solo dependen de la participación, de movilizar a los tuyos y de no movilizar a los otros.
LA DERECHA ESPAÑOLA
Imaginemos que eres una mujer de derechas de 40 años: puedes elegir como pareja entre Rajoy (el de siempre) y Rivera (más mono, más joven) Como estás enfadado con Rajoy porque llevas 8 años de noviazgo y hace lo que quiere te vas con Rivera. Pero a Rajoy aún le quieres: es de tu barrio, conoce a tus amigos y sabes cuales son sus defectos.
Te giras y el muy oportunista de Rivera está ligando con una madurita como tú (Pedro Sánchez) porque le conviene más!!! Pero si es rubia de bote y siempre había dicho que las odiaba!!!! O eso había dejado entrever...
Pues nada, a la siguiente te vuelves con Rajoy que a la rubia de bote no la quieres ni de presidenta de la escalera.
Eso es lo que ha pasado. Los enfadados de derechas han vuelto con Rajoy. Si Rivera se cree lo de la transversalidad es que es un iluso. Ha cabreado a su electorado (de derechas) por tontear con la izquierda (la de toda la vida además).
Y Rajoy triunfa porque es el marido fiable, con sus millones de defectos, pero de la familia, no jurará nunca amor eterno a la rubia de bote aunque de vez en cuando te ponga los cuernos. Sabes que traerá la paga y el ABC a casa (o equivalente) que es lo que en el fondo te importa. Si es infiel o cualquier otro pecadillo ya mirarás hacia otro lado.
Y disfruta como nadie diciendo ESPAÑA y ni pestañea cuando se pilla a su Ministro del Interior conspirando contra los malvados Independentistas. Mi hombre!!!
LA IZQUIERDA ESPAÑOLA
Ahora eres de izquierdas y también tienes a tu marido de toda la vida: Pedro Sánchez. Es mono pero te has dado cuenta de que es un ni-ni (ni pincha ni corta). En el trabajo le chulean hasta sus subalternos (Susana Díaz). No sabe debatir, no tiene respaldos en su propio partido, parece el delegado (tontainas) de la clase de COU.
Y aparece uno más joven, que habla mejor, más fresco, más radical, que desprende más endorfinas. Hasta su sudor axilar te excita: el magnífico Pablo Iglesias. Y como estás en la crisis de los 40 y te pone, te vas con él. Una canita al aire. Te recuerda a tu juventud, cuando querías cambiar el mundo. ¡Qué discursos! Lo voto a ver que pasa.
Pero se hacen unas elecciones y te parece que tu ni-ni (porque será un pelele, pero es tu pelele) no es presidente por su culpa y si se repiten elecciones igual vuelve la rancia derecha (por su culpa). Y se junta con gente muy rara, entre anticuada y peligrosa, con los que ibas de joven pero te apartaste porque no te gustaban, porque te suenan a Rusia y KGB, a pobreza para todos.
Y además ya no te parece tan fresco como hace 6 meses: ya le has reído los chistes, le has escuchado 3 veces esas anécdotas que ya no quedan tan guays.
Y esa camisa de Mercadona con su mancha de sudor ya no te parece cool, te parece frikie. Así que o vuelves con el ni-ni o te quedas en casa y pasas de los dos: rollo un baño y una buena copa de vino. Y arreando.
El último minuto del debate de diciembre y del de junio de Pablo Iglesias marcan la frescura que ha perdido: de impresionante a normalito.
Así que esta es mi reflexión de la jornada electoral: los nuevos han hecho buenos a los viejos.
Rivera por no enterarse de que le votó en diciembre la derecha cabreada e intentar un pacto con la izquierda #tamuyloco
Iglesias por irse con los comunistas, declararse socialdemócrata y no echar a los del PP cuando tuvo oportunidad hace 3 meses aunque fuera para hacer presidente a un ni-ni. Y porque todos envejecemos y perdemos frescura.
#ahoraquelomirobienyanomegustatanto
De acuerdo: mi análisis es terriblemente superficial y no incluye que en este país nos pone que haya un ministro que haga lo que le sale de la boina, sea legal o no, o que haya un terrible hedor a corrupción en los dos partidos más votados.
Posiblemente es que, como decía hace tiempo en un post, todos somos unos chorizos, no nos parece tan mal que ellos sean corruptos porque nosotros también defraudamos todo lo que podemos: es una simple cuestión de oportunidad, de dosis.
Y, lo más importante, nadie confía en que los nuevos no sean igual de corruptos cuando lleguen o que cumplan unas promesas que suenan (siempre) a brindis al sol.