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viernes, 12 de septiembre de 2025

El "efecto Corleone" o la simpatía por el mal.

¿A alguien le caía mal Vito Corleone? ¿Algún trastornado en la sala creía algo diferente a que Michael Corleone era un gran hombre que solo defendía a su familia? 

El padrino, esa gran película que es la favorita del casi 100% de los hombres blancos heterosexuales de cincuenta años, nos muestra algo tan humano como inquietante: los malos, por muy malo que sean, nos gustan. O nos pueden gustar.  O, de entrada, nos pueden caer bien.

Pongamos otro ejemplo: el psicópata asesino que interpreta el gran Billy Bob Thornton en Fargo. Con sus valores, discutibles, como los de la familia Corleone, es nuestro amigo desde el primer crimen. No queremos, por nada del mundo, que lo detengan. Y le disculpamos cada asesinato.

Hace unos años leí una entrevista a Risto Mejide, un personaje que no me convence pero que es inteligente (sin duda) y dice cosas interesantes (a veces). Afirmaba que no le preocupaba caer mal, porque es una hecho que no tiene nada que ver con cómo eres. Igual sí con lo que dices. O con cómo lo dices. O con la camisa que llevas. Después, cuando te conocen, puedes gustar o no, y eso tiene un poco más de interés. Que tu auténtico yo agrade es algo que lógicamente nos preocupa: a  unos más y a otros menos. Depende de la necesidad de aceptación social y de lo a gusto que estés contigo mismo. 

Caer bien sin merecerlo es parte imprescindible de este efecto. 

En los libros que he escrito he detectado entre los lectores el "efecto Corleone", y me ha parecido muy curioso. Lo primero es aceptar, como autor, que un personaje que nace de tu imaginación caiga mal y asumirlo con naturalidad. Yo le tengo cariño a todos, y que hablen mal de cualquiera de ellos me rebela, de la misma manera que te indignas cuando un extraño habla mal de tu hijo o de tu mujer. Aunque el angelito sea la piel de Barrabás y tu esposa una arpía. Pero es tu arpía. 

Algunos protagonistas (Seldon de Tres caminos) están escritos para, al inicio del libro, ser antipáticos. Al ser un personaje redondo (que cambia durante la novela) cuando lo atacan diciendo que es un sobrado pienso "¡pero si es un trozo de pan!, ¡esperad a que siga la historia!" Ese sería el efecto contrario al efecto Corleone. Cae mal de forma un tanto gratuita porque sus cualidades superan a sus defectos. 

De mis cuatro libros, en el que me ha sorprendido más la opinión de los lectores ha sido en Lo que sucedió tras la muerte de mi madre. El personaje principal, Miguel, enamora. Y se entiende, porque es más majo que las pesetas. Es el efecto buscado. Pero, ¡oh sorpresa!, el comentario que me han hecho en ocasiones de ese libro es que "es demasiado perfectos". Vaya...  Es más, la crítica de ese libro realziada por una correctora profesional que me dio hasta en el DNI, y a la que no hice ni caso porque si no jamás juntaría dos palabras más sobre un papel, decía que TODOS los personajes eran demasiados maravillosos. Vaya (x2). 

En el libro hay infidelidades y secretos de esos que jamás deberían ocultarse a las personas que quieres. De Miguel, infiel reconocido, siguen pensando que es más bueno que el pan a pesar de. Isabel, sin embargo, que no tiene pecados capitales en su haber, tiene más detractores que fans. Curioso, pero la infidelidad parece más ligera que ocultar secretos o poner límites a tu vida, saber qué es importante y qué no. Para ti, no para los demás. 

En El padrino a Vito se lo perdonamos todo. Un chaval que llega desde Italia se mete en la mafia y va subiendo. Mata a quién tenga que matar. Hace aquello que sea necesario para sobrevivir por terrible que sea. Pero, al menos, como el personaje de Fargo, tiene un código. En este caso la familia, la fidelidad (que ya sabemos que, en teoría, va por delante de todo) y poco más. Las cenas familiares alrededor de una mesa, siempre con espaguetis a la boloñesa y donde no se habla de negocios, el respeto a "la Mamma", el amor por los hijos y por la esposa, aunque le pongan unos cuernos desde aquí a Lima. Unos valores tradicionales que se respetan. ¿Que asesinan y extorsionan a diario? Como diría Billy Wilder, nadie es perfecto. 

Nos daría el efecto Corleone, extendiendo el concepto, para hablar de muchos casos y personajes públicos. Desde aquellos que han visto arruinadas sus carreras por escándalos que eran naderías pero a los que se ha tratado como si fueran genocidas, a otros que, objetivamente, han tenido comportamientos mucho más criticables, rozando o entrando en lo penal, y con los que no ha pasado absolutamente nada. Y no solo en la vida pública, también en vuestros trabajos, en vuestras familias y en vuestros círculos familiares hay personas a las que se les perdona cualquier tropelía y a otros a los que no se les pasa ni una coma mal puesta. 

Sirva este escrito para reivindicar el "Efecto Corleone" y ser capaces de navegar, sin ruborizarnos, entre nuestras contradicciones. Porque, no lo negaré, amo a Vito y Michael Corleone. Y esta foto que nos hicimos en la boda de Connie, es de mis favoritas... 









Os dejo mis libros para que podáis opinar con conocimiento sobre mis "efecto Corleone"


Lo que sucedió tras la muerte de mi madre 



Tres caminos 


Una historia casi real


Mi primer amor era una bruja 











4 comentarios:

  1. Me quedo con una cosa que es mas importante para el autor (tu). un personaje si recibe criticas es porque se le ve como un ente real

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  2. Y eso es lo más enriquecedor para el creador. Felicidades dios creador de tu mundo literario

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