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sábado, 19 de agosto de 2017

Les Rambles (you´re missing)

Han pasado 24 horas desde que mi Barcelona se ha añadido tristemente a las ciudades con atentado terrorista en una macabra forma de ponernos en la primera división de las ciudades europeas. 


En este largo día uno puede reposar sus emociones, hablar con los suyos (familia, amigos, compañeros) y leer mucho en prensa y redes sociales. Hasta ver la tele. 


Me cuesta escribir un post sobre una tragedia como ésta: soy de los que están incómodos en los funerales, de los que creen que cualquier frase de pésame sobra, que lo mejor es dar un abrazo y hacer esa especie de mueca-sonrisa-triste-y-forzada con la que voy a todos los tanatorios. 

El sonido de una ambulancia es para mi como el rumor del mar para un marinero o el ruido de la tiza para un profesor, parte de mi vida: tan acostumbrado estás que ni los oyes. Pero hoy algo ha cambiado, en el hospital todos dábamos un respingo cuando oíamos una sirena y la duda llegaba a nuestra mente. ¿Habrá pasado algo más? 

Al salir del trabajo la calle me ha parecido especialmente vacía, la inexistencia del tráfico me ha resultado irreal. Seguro que todo es una percepción, que nada es diferente a otro 17 de agosto, que no hay más furgonetas blancas que hace una semana, pero los humanos no dejamos de ser un manojo de sentimientos y de forma extrañas de procesar lo que vivimos. 

Mi querido Bruce compuso su último gran álbum después del 11-S: "The Rising" Un espectacular trabajo en el que mezcla todas las sensaciones que se tienen después de una barbarie sin sentido. Mi canción favorita es "You´re missing" donde nos cuenta, con ese toque de cotidianidad que domina como nadie, que aunque todo está en su lugar todo ha cambiado, algo se ha roto, nada volverá a ser lo mismo. "Shirts in the closet, shoes in the hall, mama´s in the kitchen, baby and all. Eveything is everything, but you´re missing"

Si tenéis dos minutos, "gallina de piel" 



Mi faceta antiCoelho me lleva a no creerme esas frases de que "todo pasa por algo" y que "hay que sacar el lado bueno de  las cosas". Me parecería patético (me lo parece) que necesitemos una desgracia de semejante calibre para descubrir que la policía (Mossos) están aquí para servirnos, que los médicos son personas que se vuelcan para ayudar a los demás, que la solidaridad de la población está fuera de toda duda o que en TV3 cuando se ponen el traje de periodistas serios lo bordan. 

Nada nuevo pero no esta de más el reconocimiento. 

Me parece difícil sacarle el lado positivo a esta masacre. Ha sido una más, una minucia comparada con la del 11-S o muy parecida a todas estas por la que ya pusimos un "Pray for Paris" en nuestro facebook desencadenando la guerra filosófica de "y los muertos de Siria qué". Pero esta ha sido nuestra masacre. 

Porque ha sido en mis Rambles, empezando delante de la Font de Canaletes donde hemos celebrado tantos títulos del Barça, siguiendo por esa calzada central por donde mi madre me obligaba a pasear las mañanas de domingo, por donde bajábamos borrachos los viernes para llegar al Karma a tomar algo o por donde caminaba con 14 años para intentar vender sellos, sin éxito, en la Plaça Reial, para acabar delante del Liceu que todos los barceloneses consideramos uno de nuestros iconos aunque no hayamos entrado más que un par de veces. 

Esas Rambles que poco a poco han dejado de ser absolutamente nuestras para compartirlas con los turistas, amados y odiados a partes iguales.

En un post a raíz de los atentados de París hablaba de que no todos los muertos son iguales. 


Los muertos del día 17 son, evidentemente, más míos que los de París e infinitamente más míos que los de otros lugares del mundo que no sé ni colocar en el mapa. Queda mal decirlo pero es así y todos lo sabemos. 

En instagram Ana Blasfuemia lo explica de forma impecable aunque no me gusta lo de muertos de primera, de segunda y de tercera. 


Los han matado en mi casa, en mis Rambles: delante de mis narices. 

La sensación de pérdida, de robo, de tragedia podía haber sido peor: ya han pasado más de 24 horas y parece que no nos pasará como en el 11-S o el 11-M en que todo el mundo o conocía a un afectado o a un conocido de un afectado. Podía haber sido uno "de los míos",  de mi círculo más íntimo, pero no lo ha sido. 

Y eso hace que la indignación persista pero el dolor no sea el mismo. Un triste consuelo. 

Este 17 de agosto nos deja muchas enseñanzas amargas, secuelas de personas que traspasan todos los límites decentes y en los que ves que sus fantasmas, sus miedos, sus obsesiones pueden más que su humanidad (si la tienen que debe estar muy escondida)

Los enemigos del independentismo han visto una forma de meter su monotema: desde la provocación light del unionista que cuelga una bandera de España con un crespón y Barcelona escrito para ver si alguien pica y puede sacar a pasear su discurso unionista a la página españolista "Dolça Catalunya" que habla del apoyo a España y ni menciona a Barcelona, diciendo que pusieron en edificios los colores de "la senyera de tots" que es la bandera española. Les importa más seguir haciendo política que los muertos.  


La cantidad de tuits catalanofóbicos quejándose de que los Mossos tuitearan solo en catalán cuando lo hacían en catalán, castellano e inglés, los de varios cretinos más preocupados porque la rueda de prensa del Puigdemont o el cap dels Mossos fuera en catalán que por lo que había pasado... 

Los brotes islamofóbicos de siempre, sin entender que el mayor número de asesinados por el yihadismo son musulmanes, las comparaciones con la turismofobia entre la CUP-Arran con el atentado de ayer como si fuera para disminuir la presión turística, la CUP vomitando que "es un terrorismo fascista fruto del capitalismo"... 

Podríamos pensar que esto es el mundo de twitter, pero los periódicos (El Periódico, El País y El Mundo a la cabeza) han demostrado no estar a la altura con fotos de cadáveres en primera página, con artículos culpando al independentismo (Lluís Basset a la cabeza con un artículo repugnante) 


Lo de las fotos merece capítulo aparte: la foto del niño sirio muerto en la playa sirvió para concienciarnos del horror que sucede en esa zona mientras estábamos cómodamente sentados en el sofá, mientras las de las Ramblas son morbo puro y duro que, como mucho, sirven para hacer el juego a los asesinos y aumentar el terror. Y si creen que se han de publicar, páginas interiores. Esta es una foto sencilla, no macabra con la que uno se hace una idea de la tragedia. 



Ayer fue un día muy duro, en que no te apetecía salir a cenar, en el que solo tenías ganas de meterte en la cama y pensar que mañana sería un día mejor, que igual todo habría sido una pesadilla, en el que te daba igual si se fichaba a Dembélé o a Coutinho, en el que poner cualquier comentario que no fuera sobre el atentado en las redes sociales te parecía de mal gusto. 

Tiempo habrá para repasar en qué falló la lucha antiterrorista, en echar las culpas a unos o a otros si hay-hubo descoordinación entre fuerzas de seguridad, en plantearse si hay que poner más bolardos, si la política de acogida a inmigrantes es la correcta, en volver a pelearnos dialécticamente sobre si podemos votar el 1 de octubre o no.

Ayer simplemente hicimos nuestra vida, fuimos a trabajar o seguimos con nuestras vacaciones y todo estaba en su sitio, todo era como siempre, pero algo había cambiado en nuestra percepción de ver las cosas, teñida de ese punto de desesperanza que te hace estar un poco perdido. 



 




1 comentario:

  1. Hola, Fer:

    Gracias por la mención. Entiendo que lo de muertos de primera, segunda... no guste o incomode. Pero es una manera de expresar una realidad: la mía. Y entiendo que ni un segundo plato ni la segunda división es peor. En mi caso era una manera de explicar proximidad y niveles de implicación.

    Un abrazo

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