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domingo, 7 de septiembre de 2025

María Pombo: entre el elitismo lector y la apología de la incultura.

María Pombo dice que leer no es importante, así que si quieres cerrar el post, tienes una defensora. 

Conozco el personaje desde hace años. De forma tangencial. Por una pareja que la seguía y a la que le parecía interesante y por alguna noticia que leo en las redes. A mí me da pereza. 



Para los que no la conozcáis, una pincelada: guapa y rica, tiene una esclerosis múltiple (relevante porque ella centra parte de su contenido en su enfermedad) y habla de lo que le viene en gana. Todo muy "somos fantásticos", incluso con sus problemas (la esclerosis) y sus debilidades. De estos instagramers que te hacen pensar que eres un desgraciado por un simple proceso comparativo. 

La polémica, algo que le conviene porque aquí estamos muchos debatiendo sobre ella y no del tiempo, vino porque habló de la lectura como quien habla de jugar a las damas. 

Empieza bien cuando dice algo en lo que yo, siendo lector y escritor, estoy de acuerdo. A veces, los grupos de lectores o los lectores extremos se creen que son una élite que habla de los desgraciados que son los no lectores. Como si fueran parias a los que habría que eliminar de la faz de la tierra porque no leen. Y, en eso, no puedo estar de acuerdo. Esta forma de sentirse superiores me parece vacía de contenido, absurda, inútil y sin sentido. Un desprecio gratuito hacia el que no lee. 

Todos los grupos que están unidos por una afición, una cualidad o una habilidad lo tienen: desde los "gymbro" pasando por los artistas, los guapos o los listos. Los que somos aficionados a Bruce Springsteen no entendemos que a alguien le parezca un pesado. Y así les pasa a todos los que tienen una pasión, que no comprenden que no la comparta todo el universo. 

Lo mismo de la ortografía. Si alguien pone "Haber si quedamos", pues lo ha puesto. ¡Qué le haremos! Es posible que en este texto falte una tilde por descuido o por ignorancia. Pido disculpas. 

1-0 para María. 

Pero luego María Pombo se desvía. Mucho. 

Una cosa es que no pase nada por no leer (no son idiotas, no hay que expulsarlos de la sociedad) y otra que afirme que da lo mismo leer que no leer. Como si fuera igual expresarse de forma fluida o torpemente. Como si fuera igual tener una buena educación o una mala. Pues no, María, no. No es que lo diga yo, es que lo dicen múltiples estudios. En múltiples áreas. Mejora la estimulación cerebral; ayuda a concentrarse algo de lo que, en la época de las redes sociales, vamos justitos; expande tu vocabulario; enriquece la conversación en fondo y forma; proporciona  capacidad para desarrollar pensamiento crítico y paralelo... 

Lo acaba de arreglar cuando dice que le gustan los libros de interiorismo, que es algo que le apasiona. Le faltó decir que, además de las fotos, también lee los pies de fotos. Como los hombres de los años ochenta con Interviú. 

La sociedad, en parte gracias a estos instagramers que tienen un punto fuerte (en su caso, moda y estilo de vida) pero opinan de todo, ha conseguido que se cree una apología de ciertas características de las personas que son negativas, intentando blanquearlas hasta que se consideren aptitudes. 

El sobrepeso y la obesidad son malos. No es una cuestión estética. Disminuye la calidad y la esperanza de vida. En Estados Unidos, que siempre nos llevan ventaja en todo, también en la estupidez, en la consulta médica si acude alguien con obesidad les tienen que preguntar algo así como "¿estaría usted confortable si abordáramos el tema de su peso?"

No hacer deporte es negativo. No hace falta hacer triatlones pero practicar deporte de forma moderada tres o cuatro veces por semana es vital para tener una vida larga y de calidad. Hecho incontestable. 

Un preámbulo: cada trayectoria vital es diferente. 

Yo he tenido la suerte de tener una buena educación (colegio concertado de calidad, universidad)  y un buen entorno lector. Recuerdo estar suscritos al Círculo de lectores cuando no había un duro en casa y las librerías repletas. Y sí, mi padre leía Zane Grey (novelas del oeste) y no mucho más. También la calidad de la lectura importa. Pero mejor una novela de tiritos que nada. Mi madre, cualquier tipo de libro. 

Leí hace unos meses, no recuerdo a quién, que una diferencia de la sociedad actual con la de hace veinte años es que ahora ser inculto cotiza al alta. No solo no avergüenza si no que la gente se ríe. Esas entrevistas a la gente joven en que les pregunta por la capital de Francia y dicen cualquier salvajada, pero se descojonan. Porque consideran que no sirve de nada. Que es una idiotez de "boomers". Les da igual saber que no saber. A mí me preguntan la capital de Bosnia y no me acuerdo o la fallo y estoy avergonzado toda la semana... 

Estoy con la instagramer, no hay que ser cruel con nadie. Tampoco por no leer . Que nadie los mire por encima del hombro. Pero María, por favor, desde el poder que te da que te sigan tres millones de personas, deja de hacer apología de la incultura. Y, ya puestos, te recomiendo que leas Fahrenheit 451.

Y si quieres, te hago llegar cualquiera de mis cuatro libros, que tus tres millones de seguidores me irían que ni pintados... 

A los que leéis, os dejo los enlaces aquí para que no perdáis tiempo googleando... 


Lo que sucedió tras la muerte de mi madre
 



Tres caminos 


Una historia casi real


Mi primer amor era una bruja 









 

domingo, 17 de agosto de 2025

Antonio Muñoz Molina, las redes y los titulares.

Estos días se le ha dado mucha caña a Antonio Muñoz Molina —escritor, Jaén 1956— por una entrevista en el antaño periódico de referencia, El País: El titular  “Si hay una salvación posible de este mundo es recuperar la idea de escasez”. 



Críticas por todos lados: porque ¡cómo puede decir eso cuando ganó 100.000 al año por ser director del Instituto Cervantes en NY!, o si lleva un reloj de 10.000 euros. Nuevamente, ha de pedir perdón antes de expresar una opinión porque le ha ido bien en la vida. 

Me he tomado la molestia —algo que creo que el 90% de los que lo critican no hará— en leer el artículo completo. No dice nada especial. 

Es más, todo lo que dice es muy sensato; que habría que educar a los niños en que los melones que comemos tienen un trabajo detrás para ser recogidos; que lo más ecologista es no derrochar; que hemos de ser conscientes de que cuando cambiamos de teléfono generamos basura electrónica que se va a un país del tercer mundo. 

No aboga por no comer melón, no tener móvil o no encender la luz. Se entiende perfectamente lo que dice y es lo que nosotros decimos, o deberíamos decir, a nuestros hijos en casa —y lo que nos habían dicho nuestros padres hace un suspiro—. Que apaguemos la luz de la habitación al salir. Que hay que comerse hoy las hamburguesas aunque no nos apetezcan porque si no caducan. El "esta noche tocan sobras" de toda la vida. 

Él mismo se sitúa en la categoría de privilegiados o a España en el primer mundo. Y lo compara con una situación previa en España —post guerra—en la que  hubo más escasez.   

Os dejo el link.

Artículo

Sin decir nada especial, está todo bien argumentado y es sensato. Pero no ha escapado del fenómeno hater. ¿Por qué? 

Quizás hay dos cosas que chirrían: 

- La primera sería hablar de "escasez". Aquí podrían haber utilizado, por ejemplo austeridad o sobriedad que sería más una decisión personal. Escasez suena a obligación, a situación no deseada. 

- Quizás, el reloj de 10.000 euros, sobra.

Pero por encima de estos dos problemillas, si uno lee el artículo, es difícil no estar de acuerdo a no ser que se empeñe en no entenderlo. En fin, abrazo virtual, Sr. Muñoz Molina. Y mucha paciencia.  


PD. al parecer el reloj es de estar por casa... nada de 10.000 eurazos. Pero ahora se meten con la silla!!!!



viernes, 15 de agosto de 2025

Mis libros, verano 2025 (parte 1)

Piscinas Vacías. Laura Ferrero




Libro de relatos cortos, de esos de los que duran 3 ó 4 páginas a lo sumo. Me lo regaló una amiga que dice que le recuerda como escribo....

Con este preñambulo  es normal que me haya gustado su estilo, sin alardes ni florituras. Sencilla pero bien estructurada, com un toque justo de poesía. Las temáticas son las relaciones de parejas (y, especialmente, las rupturas) y familares. La pérdida está presente en casi todos los relatos. 

A favor: la forma de escribir (claro) y la habílidad que tiene para estructurar los relatos a partir de una metáfora. 

En contra: no me convencen los relatos cortos. Me quedo siempre a medias, sin tener claro que me quiere transmitir el autor.  El otro punto negativo es una cierta repetición en los temas y que abordan problemas muy femeninos con los que me costaba identificarme.
 
Lo mejor del libro: Piscinas vacías, sin lugar a dudas el mejor relato. 


Recomendable. Es una lectura muy agradable pero mejor no del tirón. No es un libro para llevarte a las vacaciones. Mejor, lo dejas en la mesilla de noche y, cada día, un relato.

Diccionario de nombres propios. 
Amélie Nothomb.




Diccionario de nombres propios

Para empezar, soy fan de Nothomb.

Estupor y temblores me parece un libro espectacular, como tantos otros de la autora.

Diccionario de nombres propios es fiel a la escritura de Nothombe que es experta en crear historias originales que parten de la infancia de los protagonistas. 

La protagonista es una niña especial, llamada Plectrude, apasionada de la danza y con una característica sobresaliente: sabe que es diferente. 

El libro, si habíes leído algo de Nothomb, es lo que uno espera al comprarlo. Agradable aunque en ocasiones sea duro, amabe pero con giros dramáticos y argumentos mágicos. 

Sin embargo, aunque uno es aficionado a los "plot twist", no entendí el final... Si alguin lo lee y me lo explica, ¡estaré profundamente agradecido!


La vegetariana
Han Kng

Leer un Premio Nobel no es garantía de nada. Algunos me han aburrido soberanamente (Alice Munro) pero es algo que intento hacer cuando salen premiados, especialmente los que desconozco y de los que no he leído nada, lo que por otra parte es habitual. 

La vegetariana: Premio Nobel de Literatura 2024 (Random House)



Con Han Kang (Corea del Sur, 1970) no me ha pasado. Librazo. Original, duro, bien escrito, con pocos personajes pero muy bien definidos... 

Hacer una sinopsis de la historia sería casi una locura. Decir que habla de una mujer que se convierte en vegetariana sería como decir que El padrino va sobre la mafia y ya. Trata de salud mental, de una mujer que decide dejar de comer por unas pesadillas que la atormentan cada noche y de las reacciones de su familia (marido, padres, hermana, cuñado) 

Un lbro que desde nuestra óptica occidental es más complicado de entender, especialmente la forma de actuar de las personas y de relacionarse entre ellas. Habla de la familia, de la salud mental, de las relaciones de pareja. De los sueños.  Es de aquellos libros que te gustaría que se hubiera elegido en el Club de Lectura porque da para hablar de muchos temas y para ver muchas ópticas de otras personas sobre un texto que se puede interpretar de muchas formas. 

De la misma forma que me ha pasado con otros libros escritos en culturas diferentes, la dureza es menor al saber que no es tu entorno y hay cosas que en nuestra civilización no sasan. 

Un gran libro. Imprescindible a no ser que seas un alma sensible. 

Kiss Cam 


Después de leer La vegetariana tocaba leer algo más "suave". 

Basado en la "pillada" de la Kiss Cam, este libro nos habla, más que de la infidelidad, de la hipocresía de la sociedad sobre una práctica que está mucho más extendida de lo que se reconoce. Prosa ágil y con problemas que podremos reconocer como propios. 


KISS CAM: Una historia de infidelidad y venganza.



Libro corto, fácil de leer y que tiene más trasfondo del que parece por el título. Para leer con calma en la piscina o en casa. 

Recomendable entre lectura profunda y lectura profunda. 


Por si os animáis, os dejo los links de los 4 libros:

Piscinas vacías

Diccionario de nombres propios

La vegetariana

Kiss Cam

miércoles, 23 de julio de 2025

Yo, robot. Tan lejos y tan cerca.

Yo, robot. Tan lejos y tan cerca.

Entre las personas a las que tengo cariño y no he tenido el placer de conocer se encuentra Isaac Asimov. Entre otros logros menores de este doctor en bioquímica se encuentra haber sido, junto a otro mindundi como Hitchcock con sus Los tres investigadores, el haberme aficionado a la lectura. 

    No soy consciente de todos los libros de ficción que he leído de Asimov. Más de diez, seguro. Recuerdo varios de Lucky Starr y la trilogía de Fundación, con sus precuelas y secuelas. Pero, por encima de todo, cuando oigo su nombre, pienso en las tres leyes de la robótica.

Para quienes no las conozcáis, aquí os las dejo:

Primera Ley: un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño.


Segunda Ley: un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la primera ley.


Tercera Ley: un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley.

El año pasado recuperé de mi librería de soltero Lucky Starr, el Ranger del espacio. Me recordó mis lecturas adolescentes y poco más. Fue interesante leer un libro cuyas páginas se han vuelto mates con el paso del tiempo, y que hay que manipular con cuidado porque las hojas se van despegando del lomo. Detrás de ese libro, entretenido sin más, solo se intuye el genio de Asimov. Pero volver al pasado, a veces, es bonito

    Leyendo Yo, robot (nada que ver con la película, por cierto), también rescatado del baúl de los recuerdos —como podéis ver en la foto—, recordé por qué Asimov es (¿era?, ¿hay que utilizar el pasado cuando alguien muere?) un genio, un adelantado a su tiempo, tratando temas que hoy vuelven a estar en el centro del debate.

Como Orwell en su 1984, donde nos habla de unos líderes que todo lo ven y todo lo oyen, Asimov, con sus robots y sus tres leyes de la robótica, nos enfrenta —setenta y cinco años después de la publicación de Yo, robot en 1950— a los límites de la inteligencia artificial. La que tenemos y, sobre todo, la que vendrá.

Yo, robot cuenta historias (es una recopilación de nueve relatos cortos previamente publicados entre 1940 y 1950 en revistas de ciencia ficción) en las que los robots no se comportan como estaba previsto, y muestra los conflictos que pueden surgir al aplicar las tres leyes. En las dos últimas historias se plantea un debate más amplio: si un mundo gobernado por máquinas —pero regidas por las tres leyes— podría ser mejor. Y si los humanos aceptaríamos no estar al mando a cambio de un resultado óptimo: sin hambre, sin guerras, con progreso para todos. Da que pensar. ¿Cederíamos voluntariamente el control si supiéramos que el resultado sería ideal?

Haciendo un paralelismo con nuestra época, y cambiando “robots” por “IA” (que vienen a ser, más o menos, lo mismo si le quitamos la carcasa metálica), me llama la atención que nadie se haya preocupado por establecer unas “leyes de la robótica” para la inteligencia artificial, tanto la actual como la que viene. Al menos que yo sepa. O, si las hay, que no se haya discutido de forma pública. Claro que, si Elon Musk tiene su propia IA, una idea que se base en regular el proceso ya parece, de entrada, descabellada.

La IA (los robots con IA) será buena o será mala dependiendo de la regulación, de si está enfocada a mejorar la vida de los humanos o no. Y, lo más importante: si beneficiará a la humanidad en su conjunto o solo a unos pocos. Veo a alguien como Bill Gates liderando ese proyecto, pero no a Elon Musk.

Asimov, a diferencia de Orwell, no imaginó un futuro distópico, porque siempre dibujaba un mundo en el que los robots mejoraban la situación previa. ¿Un mundo ideal? No. Uno con problemas, siempre con una cierta  inquietud de que los robots fueran más allá de los límites... pero, sobre todo, de que los humanos cruzaran la línea y crearan algún robot sin las tres leyes de la robótica. Un mundo en el que los robots nos ayudarían a ser mejores.

¿Será capaz la IA?

        Para los que no tengan alergia a leer libros de hace 75 años... os dejo el link Yo,robot

sábado, 3 de mayo de 2025

Microrrelatos, cultura inquieta 2025.

En abril cultura inquieta organizó un concurso de microrrelatos. 

2200 carácteres (con espacios) para explicar una historia. Pocos pero suficientes. Es la primera vez que participo en algo parecido... a ver cómo acaba el tema (aix que nervios!!!) 

Dos historias de signo contrario, una de desamor y otra de ilusión por una nueva relación. 

Os las dejo aquí, ¡que alguno andaba preocupado/a por si había perdido la fe en el amor mientras que otros pensaban que sonaban campanas boda en breve! Supongo que he de mejorar como colgar cosas en insta..


Un año de perro.    

    Se acercaba nuestro primer aniversario. Un año desde el día en que la acompañé al portal de su casa y la besé. La prioridad del día era decidir su regalo pero me sorprendí pensando que parecía que había transcurrido una eternidad desde ese beso. 

   El tiempo no es lineal. Una hora se puede moldear, variando su duración desde un suspiro hasta una eternidad. Qué decir de un año, periodo que partimos en trescientas sesenta y cinco fracciones, en las que puede pasar desde una gran nada hasta un perfecto o terrible todo. Nuestro álbum puede mostrar solo cumpleaños, una playa y unas mesas con marisco en Navidad o, por el contrario, dejar constancia de un torbellino de acontecimientos: primeras citas, besos y viajes. Más carcajadas que lágrimas. Ni los malos momentos ni los más importantes e íntimos suelen  inmortalizarse ni deben hacerse presentes en Instagram. 

    Un año de perro es un extraño concepto que Gala me enseñó: un año vivido intensamente cuenta como siete, haciendo el equivalente de la esperanza de vida entre mascotas y dueños. Esta variabilidad nos ayuda a conocer a las personas, algo que solo conseguimos en las dificultades y cambios. Cuando los problemas nos ponen en aprietos, cuando la vida nos pone al límite de nuestra resistencia sale a la luz nuestro verdadero yo y el de las personas que nos rodean. 

    Un compañero para irte de cena y tener sexo un fin de semana en Formentera, tras día de playa y comida en Es Molí de Sal no es difícil de encontrar. Conocer a alguien con quien superar un año de paro en el que todo te sale mal y solo quieres estar estirado en la cama, y ver series, es, por el contrario, un tesoro que pocas personas encuentran. 

    Mi año junto a Gala había sido de perro. La repentina muerte de mi mejor amigo y unos meses en el paro de Gala fue como la vida nos puso a prueba. Y la habíamos pasado con nota. Superar juntos dificultades creó amor de muchos quilates, sin impurezas ni artefactos. Una unión de las que perduran, de las de hasta que la muerte nos separe. Apuré el café y me centré en el regalo, convencido de que tras esos «siete» años de relación la única opción válida era un anillo de pedida. 

@culturainquieta @iberdrola #relatoexprés2025


Cinco 


  Cinco. Ni una más ni una menos. Cinco. Esas son las veces exactas que un hombre puede caer enamorado y levantarse, las que uno puede dejar que su corazón se rompa sabiendo que renacerá, que volverá a amar. Lo supe la tercera vez, y desde ese día ya han pasado dos más… 

    Elena no fue solo el quinto fracaso, fue el último. El final. Mi final. Las lágrimas que vertí (sonoras, abundantes, excesivas) no fueron solo por ella. Lloré por esas cinco mujeres a las que me entregué pero, sobre todo, por las cientos que ya nunca llegaría a conocer, a las que no dejaría acercarse a intentar enjugar mi tristeza. 

    Tatuó Elena una quinta cicatriz que multiplicó la fealdad de las anteriores, que me impide esconder mis defectos y mi cansancio ni una sola vez más. Sobre todo el cansancio… ese peso terrible que se sienta en mi mirada, cada día más vieja, cada abrir de ojos más alejada de la frescura y levedad de la primera vez. Una primera vez que, por desgracia, sigo recordando con la falsa nitidez de lo perfecto. Su marcha, de la que no puedo culparla, dejó al descubierto un alma tan aterradoramente hastiada que lo humano es no volver a enseñarla.

    Me quedan años de una existencia que ya nunca tendrá el mínimo sentido. Una vida sin amor es un atardecer nublado, frío y ventoso en el que nadie te abraza. ¿Para qué planear un fin de semana si no habrá una mano que te guíe por una nueva ciudad? 

    Podéis llamarle rendición. O cobardía. O la sabiduría que la edad y la experiencia otorga. Mis sentimientos tienen tantos nombres como el diablo y tantas caras como la mentira.  

    Aceptado mi gris futuro solo un miedo me queda, que, al acabar la noche y las lágrimas, cuando llegue de forma tozuda y premeditada un nuevo día, cálido y soleado, una nueva mujer, bella, simpática y divertida, llame a mi puerta. Quizás ese día ya no recuerde que no puedo ofrecer más que dolor, rencor y fealdad, y comparta mi desgracia con una mujer que estará desperdiciando su quinta oportunidad. 

 @culturainquieta @iberdrola #relatoexprés2025

Si os ha gustado, ¡¡animaos con mis libros!!!

domingo, 20 de abril de 2025

Asesino, suicida, borracho y machista... 

El otro día una amiga me pasó un concurso literario. La primera vez que participo en uno. Si os animáis a leerlo, lo tenéis en mi perfil de Instagram @fercereto. Ponedle corazoncitos y esas cosas que de algo debe servir... 

Me desvío. El relato es un poco (bastante) dramático. De amores que se acaban, de tristeza, de lágrimas, de rendición. Muy taciturno todo. Para llorar, pero creo que queda redondo que es de lo que se trata, que es un concurso literario, no un momento bar, cerveza y echemos unas risas. 

Se lo pasé a un par de amigas que me leen y les gusta lo que escribo (para que me digan que es muy chulo y lo critiquen un poco pero no demasiado) y mi hija (para que lo critique mucho que no se corta ni un pelo...) 

Las tres dijeron lo mismo. ¿Estás bien? Córcholis. Carámbanos. ¿Por qué no iba a estarlo? Mi hija estaba comiendo conmigo en una terracita y acabábamos de reírnos de alguna tontería de esas que nos gusta a los dos.  Ningún signo de que estuviera al borde de la depresión. Ninguna rotura reciente. Pero era un relato triste ergo yo debía estar triste. O al menos eso les pasó por cabeza a los dos microsegundos ya que, si es un microrelato, deben ser  microsegundos....

Me pasa en todos los libros, relatos y cuentos que escribo. Al parecer todo el mundo tiende a creer que lo que piensa el protagonista es lo que pienso yo, que lo que siente el protagonista es lo que siento yo, que sus opiniones son las mías, que sus sentimientos son los míos. 

En "Lo que sucedió tras la muerta de mi madre", escrito en primera persona pero con la protagonista mujer, se me atribuye el papel (y las opiniones y la forma de ver la vida) del marido. El tema es pensar que no puede ser todo inventado... 

Estoy bien, gracias. El microrelato se basa en ponerse en una situación que me es familiar (no lo niego) y dramatizarla. En llevarla al extremo, en darle carga teatral. En eso se suele basar la literatura, en buscar situaciones que podrían suceder, no en situaciones que (te) han sucedido. Y desde la más cotidiana a la más estrambótica, tu papel como escritor es darle verosimilitud, aunque la historia suceda en Marte y haya viajes en el tiempo.

Pero lo entiendo, porque yo imagino a Bukowski como un obseso sexual, a Roth como un hipocondriaco y a Houellebecq como un borracho antisocial. Aunque no creo (a saber por qué) que Nabokov fuera un pederasta. 


Así que, si me da por escribir de estos temas espero comprensión y no creáis que soy un asesino, un suicida, un borracho o un machista..

Este post, que es corto, es solo para deciros: "¡Gracias, estoy bien!".

Y ya que estáis... leed el relato!!!




miércoles, 1 de enero de 2025

El 1 de enero, cuando acaba todo...

 El 1 de enero es el día más extraño del año. Sin lugar a dudas. 

Uno se levanta el día 1 extraño, poseído, como si todo hubiera sido un sueño, abrazado al mundo de lo onírico y de la resaca. Boca pastosa, frío y sensación de vacío. Da igual tu situación sentimental, laboral, emocional... es el despertar más distinto del año. 

A una hora indeterminada, porque a cada año que pasa uno se levanta antes sin despertador, nos ponemos en pie y nos enfrentamos a la vida (como cada día) y, de forma especial, a nosotros mismos. A nuestro yo del 31 de diciembre que hizo listas, ya sean mentales o físicas, sobre cómo deberíamos cambiar nuestra vida a partir de ya. Porque el 1 de enero es EL DÍA. 

Encontraremos miles de excusas (¡cómo no!) para no cambiar. 

Si un propósito era empezar a comer bien encontraremos turrones sobrantes que "hay que acabarse" o supermercados que estarán cerrados (una gran mentira si vives en Barcelona en la que hay cien supermercados abiertos todo el día por metro cuadrado) Pero son más caros, así que para comprar verdura y hacer una crema esperaremos al día 2... 


Si era hacer más deporte, sea porque estamos con un peso que no toca o porque queremos lucir abdominales en verano, el mundo de te enviará un mensaje en contra: los gimnasios están cerrados. Incluso (herejía) los clubs de pádel. Es cierto que, si queremos, podríamos ponernos las bambas y salir a correr: pero hace frío. 

No iremos a comer con nuestra madre que está sola porque "menudo empacho de comida y familia llevamos" y no haremos un Marie Kondo liberando nuestros armarios de ropa que hace seis años que no nos ponemos, porque seguimos siendo los indecisos sensibleros que tenían las uvas en sus manos unas horas antes. Si nuestra idea era hacer un proyecto empresarial descomunal, larvas de Amancio Ortega o Mark Zuckemberg, nos excusaremos en el dolor de cabeza de la resaca para no sentarnos delante del ordenador a perpetrar un Business plan que sea infalible. 

El día 1 enero no es diferente al día 30 de diciembre, pero lo parece. Es en el que nos miramos a la cara y nos vemos obligados a reconocer que somos los mismos de hace tres días. Que, en medio del simulacro de amor y amistad que es la Navidad, hemos hecho unos propósitos de enmienda que no vamos a cumplir en un 99%. 

Y lo sabemos... porque no es el primer año que nos pasa. 

PD: dejo un pequeño mensaje de esperanza de que este año sí, los propósitos de enmienda sean diferentes. Acabo de hacer un poco de footing (más deporte), escribir un post (recuperar el blog que lo tengo un poco olvidado) y he llamado a mi madre (que sí, que la podía haber ido a ver... pero es que es 1 de enero y ya hemos quedado el 4 y el 6!!) 

Como siempre, y para que no tengáis excusa, os dejo los links de mis libros!! 

Mi primer amor era una bruja 

Lo que sucedió tras la muerte de mi madre

Tres caminos

Una historia casi real


Instagram: @fercereto
X (antes Twitter): @FerCereto