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sábado, 19 de diciembre de 2015

La jornada de reflexión

Leía esta mañana un artículo de Julio Llamazares en el que criticaba la jornada de reflexión diciendo: "¿Qué se puede esperar de una persona que a sus 30, 50 ó 70 años necesita pensar a quien va a votar y, aún peor, precise dedicar un día entero a esa reflexión?"


Atónito me he quedado. No porque crea que mis amigos estarán todo el día releyendo los programas electorales que todos sabemos que luego que no se cumplen, si no porque casi nadie de mi entorno sabe qué hacer. 

El único de los que ayer me contó que tenía  su voto decidido es un gemelo político mío. Votará a "Democràcia i Llibertat" pero "sense il.lusió". Descuento a los que no votan ni en las elecciones del Barça, que seguirán igual. 

La cosa está tan mal que el voto está entre dos partidos de izquierdas y dos de derechas, dos que sabemos que son malos y corruptos y dos que no tenemos ni idea de si nos podemos fiar de ellos para darles la responsabilidad de dirigir un país. 

Así que, señor Llamazares, hay millones de españoles que no tienen ni puñetera idea de a quién votar, y me temo que el voto lo decidirán no hoy en la jornada de reflexión, si no mientras dan el paseo hacia su colegio electoral, dependiendo de si hace sol o llueve, de si el niño se ha portado mal o de si su pareja les ha puesto de mal humor. 

Porque, en el fondo, nadie en su sano juicio tiene ni puñetera idea de a quién votar. 

Y el resumen perfecto, en este vídeo. 





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